miércoles, 14 de septiembre de 2011


Las verdaderas imágenes que se dibujan en los celestiales del universo, con un solo click, aparecen como en un carrousel en las pupilas de los niños. Sólo que hay saber hacer click y saber ver en el interior de esas pupilas.

Como a veces los grandes solemos andar muy ocupados en cosas serias, y por lo general inútiles para la vida, hagamos el camino a la inversa. Tal vez desde estas imágenes astronómicas que reflejan cada día las gigantescas coordenadas sobre las que se sostiene el universo todo, podamos aprender a descubrir en ellas, las pupilas de los niños.

Las que están cerca de nosotros, las que están lejanas, las que no logran abrirse al diámetro de la vida, las que son ofuscadas de tanta tristeza, las que nunca han visto el mar, ni el color de los ojos de la madre. Las que ríen de asombro, las que se esparcen por el mundo tiñendo de alegría los planetas.

Tal vez allí comencemos de nuevo a leer el libro de la vida y a sembrar en nuestros ojos el porvenir, que ya está escrito en ellas.